Tenía muchas proyecciones fuera de mi natal país cuando estudiante de artes, un día , una semana antes de partir a Cuba supe que iba a ser madre. En realidad mi mundo se demoronó sin siquiera escuchar bien la noticia, pues, todos mis proyectos... simplemente no estaban aquí, cayendo en el abismo de los temores familiares, de pareja y sobre todo personales muy personales ( el delito del aborto, el derecho a la vida por el que luchaba fevientemente día a día,no podían desvanecerse en el primer golpe) Entonces, decidí realizar mis sueños aquí en mi terruño junto a mi pequeña mariposa llamada Dabata, ella que me acompaña siempre dándome fuerza, esperanza, dolor, preocupación y sobre todo sabiduría.
Ahora ella comparte sus tiempos con mis tiempos, asistimos a clase de danza contemporánea con Amelia, que hace todo lo posible por integrarla a la clase de los adultos. Un reto y una aventura para nosotros porque su presencia nos exije más concentración espacial, corporal, de sentidos, dinamizar la clase encontrar ese ludos que muchas veces desaparece por nuestras exigencias que nacen de los complejos; como es niña que intenta entrar en un ritmo algo diferente para su edad se da la libertad de hacer, observar, registrar o dibujar la clase, de acuerdo a sus necesidades de exploración espacial e interrelación con adultos artistas, que de alguna manera son más tolerantes y sencibles que acualquier otro adulto.
Como madre y como artista mi trabajo se duplica en muchos ambitos, en muchos espacios; pero la satisfacción de verla y de vivir de cerca su crecimiento, sus cambios sus tomas de desición, es tan immensa como los conocimientos que una adquiere en el quehacer de madreartista.
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